Antes de hablar de soluciones, es importante entender por qué procrastinamos. La procrastinación no es simple pereza, sino un mecanismo de afrontamiento disfuncional. En otras palabras, es tu cerebro tratando de protegerte de la ansiedad, el miedo al fracaso o la sensación de estar abrumado.
Y claramente el contexto actual de masividad de información, cantidad inconmensurable de acceso a diferentes contenidos en todo momento, y la lucha constante por tu atención, no son el mejor contexto para mejorar este estilo de afrontamiento disfuncional.
Según la TCC - Terapia cognitiva conductual (Beck, Burns, otros), la procrastinación está impulsada por pensamientos automáticos distorsionados, como:
• "Lo haré mejor bajo presión." (Traducción: "Voy a estresarme horriblemente en el último minuto y odiar mi vida.")
• "Es demasiado difícil, no sé por dónde empezar." (Traducción: "Si espero lo suficiente, tal vez desaparezca por arte de magia.")
• "No tengo ganas ahora, pero después sí." (Traducción: "Nunca voy a tener ganas, pero sigamos fingiendo.")
Si tenemos que definir de manera simple que es un pensamiento automático utilizaré una definición de un gran autor que solo tenía 11 años cuando me lo dijo, y que en una consulta definió los pensamientos automáticos diciéndome, “Martin….un pensamiento automático es un pensamiento que se piensa solo”; y debo decir que es una definición tan simple y poderosa que hasta el día de hoy – más de 15 años después – me sigue acompañando.
Ahora bien, es común y frecuente que cualquier persona tenga pensamientos automáticos, y no hace falta estar “desequilibrado” para tenerlos. No obstante, es verdad, que cuando padecemos de diferentes trastornos psicológicos, como trastornos de ansiedad o depresión, estos automáticos son muy frecuentes y distorsionados.
De todas maneras, no es la cantidad de pensamientos automáticos ni la gravedad de la distorsión lo que realmente impacta en nuestro estado emocional y conductual, sino el grado de “creencia” que le damos a ellos en un momento determinado.
Dicho de otra manera, pueden pasarte 1000 pensamientos automáticos distorsionados por la cabeza que quizás desestimas casi instantáneamente sin darle ningún grado de creencia, pero hace falta solo creer en uno de ellos para que realmente te afecte de manera directa.
La TCC trabaja desafiando estos pensamientos irracionales y reemplazándolos con creencias más realistas y productivas. Veamos cómo.