Cuando dos personas inician una terapia de pareja puede pensarse que todo debe arreglarse en conjunto, de a dos, pero en la práctica, muchas veces se comienza por trabajar cada uno en sí mismo con el objetivo de modificar ciertos patrones de pensamiento, emociones y conductas que pueden afectar a las parejas en la cotidianidad.
Según la TCC, nuestras emociones y conductas están influenciadas por nuestros pensamientos automáticos. En el contexto de la pareja, muchas discusiones y resentimientos surgen a partir de estos pensamientos automáticos que poseen distorsiones cognitivas, es decir, formas de pensar poco realistas que generan malestar. Algunos ejemplos clásicos incluyen:
• Lectura de mente: "Sé que está molesto conmigo, aunque no lo diga.", “Se que se siente de tal o cual manera, pero no me los dice”.
• Catastrofismo: "Si no me responde el mensaje en cinco minutos, seguro ya no le importo." “Me lo hace a propósito”.
• Generalización excesiva: "Siempre olvidas nuestro aniversario, nunca te importa lo que siento."
La TCC ayuda a las parejas a identificar estas distorsiones y reemplazarlas por pensamientos más equilibrados y racionales mediante un aprendizaje colaborativo junto con el terapeuta y con ejercicios prácticos que cada uno debe ir aplicando en su día a día. Por ejemplo, en lugar de pensar "Nunca me escucha", podrías reformularlo como "A veces no presta atención, pero también hay momentos en los que se interesa en lo que digo".
Claro que no se trata de un cambio directo de pensamiento, sino de un trabajo de “reestructuración cognitiva” por medio de evidencias, pruebas y otras técnicas asociadas que son profundizadas y aprendidas junto con el terapeuta de pareja.